Sosa: Lejos del salón de la fama

NUEVA YORK - Todo está listo para conocerse la votación de la Asociación de Cronistas de Béisbol de Norteamérica con los nombres de los expeloteros que pueden aspirar al Salón de la Fama dentro de la promoción del 2013 y entre ellos con toda seguridad no estarán los del dominicano Sammy Sosa y los estadounidense Barry Bonds y Roger Clemens.

Sosa, Bonds y Clemens se someten por primera vez a la votación y los tres están salpicados de sospechas más que fundadas que consumieron esteroides durante su distintas trayectorias profesionales.

Mientras que Bonds y Clemens tuvieron que ir ante los tribunales para defender su inocencia de las acusaciones y de las que lograron no ser encontrados culpables, Sosa, hasta el momento no le ha tocado pasar por esa fase, pero su nombre está igual o más implicado en las sospechas del dopaje.

Antes que se dé a conocer la votación de los periodistas que decidirán su suerte de cara al Salón de la Fama, han surgido las fotos en las que se muestran el físico tan diferente que tuvo Sosa en las distintas etapas de su carrera profesional.

El contraste entre el físico de Sosa antes de la era de los esteroides y su físico en pleno apogeo del uso de esas substancias prohibidas es sorprendente.

Tal vez para la mayoría de los periodistas que siguen el deporte del béisbol el más notable entre los peloteros de esa época.

El contraste físico refleja también, por otro lado, una enorme diferencia en las estadísticas de Sosa antes y después de lo que fue la era dorada de los esteroides en las Grandes Ligas.

Entre 1998 y 2002, Sosa logró 292 de los 609 jonrones que acumuló en su carrera.

Nadie en la historia del béisbol de Grandes Ligas ha pegado tantos cuadrangulares en un periodo de tiempo de cinco años. No hay otro pelotero con tres temporadas de 60 jonrones o más, como hizo Sosa en 1998, 1999 y 2001.

El más emblemático de esos años fue 1998, en el que Sosa mantuvo un duelo memorable con Mark McGwire, que batió la marca de 61 jonrones en una campaña del legendario Roger Maris había fijado en 1961.

Esa gesta sirvió para reconciliar a los fanáticos con el béisbol de Grandes Ligas tras la huelga que dio al traste con la Serie Mundial de 1994.

Pero Sosa fue en otros años un jugador común y corriente, con números que no se ajustan a los estándares del Salón de la Fama.

Apenas conectó 36 jonrones entre 1989 y 1992 con los Medias Blancas y Cachorros de Chicago. Además, su .OBP (embasado más slugging acumulado) entre 1990-96 fue de .783 para incrementarlo a 1.046 desde 1998 al 2002, en plena era de los esteroides en el béisbol profesional de las Grandes Ligas.

La candidatura de Sosa a Cooperstown esencialmente se fundamenta en los jonrones que consiguió, ayudado por ser el octavo mejor en la lista de todos los tiempos.

Su prodigiosa producción ofensiva le convirtió en uno de los jugadores más populares, saliendo en anuncios comerciales de sodas, comida rápida y juegos de vídeo, además de ser uno de los peloteros latinoamericanos más emblemáticos.

Sosa siempre ha insistido que nunca empleó esteroides, pero el periódico "The New York Times" informó en 2009 que el nombre del dominicano figuró entre los 104 casos positivos que se detectaron en 2003.

Esa fue la temporada en la que Grandes Ligas realizó una serie de análisis anónimos que derivaron en programa de controles más exhaustivo que hasta entonces se habían realizado en el béisbol de las Grandes Ligas.

Sosa, inclusive, compareció en 2005 ante una comisión del Congreso estadounidense y negó el consumo de sustancias para mejorar el rendimiento.

Pero el declive que sufrió a partir de 2003 se presenta también como otro elemento en contra de Sosa por lo pronunciado que se dio después de conseguir 110 jonrones con un slugging de .486 en los últimos cuatro años de su carrera.

Además protagonizó también el tristemente célebre episodio en el que fue sorprendido con un bate de corcho y luego sufrió una lesión en la espalda provocada por estornudar muy fuerte.

Ante esta realidad, de acuerdo con sondeos previos a la votación, Bonds, Clemens y Sosa no alcanzarán el mínimo necesario del 75 por ciento que se necesita cuando mañana, miércoles, se conozca el resultado oficial de la votación.

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