Benicio del Toro se mete en la piel de “Sicario”

Benicio del Toro se mete en la piel de “Sicario”

En "Sicario", una película de Denis Villeneuve que se estrena este viernes en los cines de EEUU, una agente idealista del FBI, Kate (Emily Blunt) es reclutada por un oficial del gobierno (Josh Brolin) para colaborar en la lucha contra el narcotráfico en la frontera entre EEUU y México.

Su guía es Alejandro (Benicio del Toro), un enigmático consultor de pasado cuestionable, con quien emprenden un viaje clandestino que obliga a Kate a cuestionarse todo lo que cree para sobrevivir.

Benicio está familiarizado con el mundo turbio del narco: "Yo he hecho varias películas que tienen que ver con este mundo de la guerra de las drogas", comentó. "Y esta es como un acto desesperado de la situación en la que nos encontramos ahora, una guerra que no ha cambiado mucho".

La realidad no miente, como lo demuestra el escape de la cárcel de Joaquín "El Chapo" Guzmán, quien sigue prófugo de la justicia.

"La venta de drogas sigue, no ha bajado, la producción tampoco", señala Benicio. "La violencia sigue subiendo, no solamente en México, sino también en Estados Unidos".

Por supuesto, Alejandro, como cualquier personaje de película, no es unidimensional y así lo explica su intérprete.

"Es un personaje que entendemos que llega a un sufrimiento que sale de esta guerra de las drogas y entendemos su sentimiento de venganza", relata. "Pero talvez no estamos de acuerdo con sus acciones al final de la película".

Por supuesto que no vamos a contar el final, aunque Benicio acota que en esta película "se enfatiza más la violencia para combatir la violencia, y creo que tampoco es la solución".

Hablando de los problemas que ocasiona el narcotráfico en la frontera entre México y EEUU, donde estuvo Benicio, le preguntamos qué opina de la propuesta del precandidato presidencial republicano, Donald Trump.

"No, no hay que cerrarla, ni tampoco devolver gente que lo que están buscando es tener un sueño y que llevan años viviendo dignamente y eso de devolverlos suena ridículo y fascista".

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