Un día lejos de la tecnología

Si uno se pone a pensar es abrumadora la dependencia que hemos desarrollado a la tecnología. Toda nuestra vida está regida por diferentes equipos electrónicos. Es que el mundo ha adoptado esta dinámica. ¿Te imaginas trabajar sin utilizar una computadora? ¿Cómo te comunicarías con tus familiares y amigos sin teléfono? ¿Sería más complicada nuestra vida sin un GPS o el informe del clima en el smartphone? En estos días se ha lanzado el iPhone 5 y era llamativo ver las filas de gente que pasaron la noche entera sobre una vereda para ser unos de los primeros en adquirirlo. Esta pasión y obsesión que genera la tecnología, ¿no está alcanzando magnitudes preocupantes? ¿Acaso no genera inquietud esa dependencia que tenemos hacia internet? Pocos días antes del lanzamiento del último iPhone se ha estrenado una nueva serie llamada Revolution que, más allá de su calidad, plantea un tema interesante que se relaciona con lo que estamos hablando: propone un mundo, dentro de no muchos años, en el que toda forma de energía ha desaparecido. Sin electricidad no se pueden conservar alimentos, ni fabricar cosas, ni extraer petróleo, ni construir casas... La gente tenía que arreglárselas, en medio de las ruinas de las ciudades, como nuestros antepasados, cazando día a día y utilizando sus manos para todo. Y hoy nos preguntamos, ¿cómo sería un día sin hacer uso de las tecnologías? ¿Acaso no sería una experiencia interesante hacerlo uno de estos días? Nos despertaríamos con el viejo despertador, ya que no usaríamos el teléfono móvil para nada. Iríamos a trabajar y en el camino nos tomaría una aguacero por sorpresa, ya que no habremos chequeado el clima. En vez de prender la computadora en la oficina, estaríamos todo el día escribiendo a mano (¿hace cuánto que no escribes a mano?). El celular no te sonaría en todo el día ni tendríamos que escribir mensajes de texto y, de pronto, nos encontraríamos con algunos momentos más de serenidad. ¿Cómo le diremos a nuestro marido aquello que nos pasó o que habíamos olvidado decir? ¿Dejaremos de felicitar a nuestra madre por su cumpleaños o le mandamos una carta por el correo postal para que la lea dentro de 4 ó 5 días? Si a la salida del trabajo nos juntáramos a tomar una copa con amigos, nos perderíamos intentando llegar al bar sin GPS. Tampoco podríamos avisarles que estamos llegando tarde. Y allí, ellos mencionarían una noticia de último momento que nosotros no hemos leído, ya que hace años que no compramos el periódico impreso. Y los ejemplos podrían seguir casi hasta el infinito. Pero también, probablemente, descubramos dos cosas muy interesantes: en primer lugar, que nuestros ojos estarían menos estresados. Sin darnos cuenta, pasamos horas frente al monitor de la computadora o del teléfono esforzando los músculos oculares que, muchas veces, provocan dolores de cabeza o mareos pasajeros. En segundo lugar, no nos quedaría otra opción que ponernos en contacto directo con otras personas. Ya sea con amigos o en el trabajo, necesitaríamos acercarnos al resto y hablar con ellos, entrar en contacto. Eso, seguramente, fomentaría las relaciones personales y llegaríamos a conocerlos mejor, de una manera más humana.

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