¿Qué ha pasado con la reforma?

En Estados Unidos, las cifras oficiales dan cuenta de once millones de inmigrantes indocumentados, sin embargo, se cree que son muchos más los que viven y trabajan sin contar con un estatus legal.

A pesar de que la fuerza laboral que representan estos inmigrantes es fundamental para el sostenimiento y desarrollo económico del país, los esfuerzos de sus defensores por darles un espacio digno en la sociedad estadounidense han sido nulos.

La inmigración ha sido un fenómeno permanente en la historia de Estados Unidos, y muchos son los hispanos han llegado a este país a fortalecer el mercado laboral y a enriquecerlo culturalmente.

Pero desde 1986, año en el que el Congreso de Estados Unidos aprobó una reforma que permitió la legalización de cerca de tres millones de inmigrantes indocumentados, no ha habido cambios legales sustanciales.

Por años organizaciones comunitarias, defensores de los derechos de los inmigrantes, grupos religiosos, organizaciones no gubernamentales, políticos y activistas en general han trabajado, sin éxito, por lograr la aprobación de una reforma migratoria integral que les de acceso a la ciudadanía a los inmigrantes honestos y trabajadores que ya viven en Estados Unidos.

En el 2002, por ejemplo, estos grupos lanzaron la campaña “Un millón de voces en Favor de la Legalización”, con el propósito de exigir la atención del gobierno federal y el congreso.

En diciembre del 2005, en cambio la Cámara de Representantes aprueba la Ley para el control de la inmigración, el antiterrorismo y la protección de las fronteras de 2005 -H.R. 4437- mejor conocida como Ley Sensenbrenner, que propone una dura y restrictiva línea de acción frente a la inmigración y castiga no solo a los inmigrantes si no a todos los que estén de su lado. La ley no encuentra apoyo en el Senado y pasa a la historia como una de las propuestas más ofensivas de las que se haya tenido noticia desencadenando un fuerte movimiento de protesta nacional.

En la primavera del 2006 el Senado presenta una reforma bipartidista -S2611- liderada por el fallecido senador demócrata Edward Kennedy y el republicano John McCain. La reforma, que contó con el apoyo de activistas y defensores de los inmigrantes, busca darle legalidad a los indocumentados y ofrecerles la oportunidad, cumplida una serie de requisitos, de acceder a la ciudadanía estadounidense. Sin embargo la ley se estanca al no lograr el apoyo necesario en la cámara de representantes.

En diciembre de ese mismo año, en cambio, la Cámara aprueba un proyecto, poco agraciado ante los ojos de los activistas, que se enfoca principalmente en la seguridad fronteriza. El proyecto no hace carrera en el Senado que el 25 de mayo del 2007 aprueba un proyecto que le abre las puertas de la legalización a por lo menos siete millones de los más de 11 que viven en el país.

La propuesta impulsada por los republicanos Mel Martínez y Chuck Hagel pretendía crear un programa de trabajadores temporales, multar a las empresas que contratasen trabajadores indocumentados y reforzar la seguridad en la frontera. Ambos proyectos quedan estancados al no lograr conciliación.

En el 2010 se aprueba en Arizona la controversial Ley SB 1070; una ley restrictiva que limitaba fuertemente a los inmigrantes y les requería portar permanentemente sus documentos y que la jueza federal Susan Bolton detuvo con un fallo temporal.

Desde mayo del 2013 cuando el Senado aprobó una versión bipartidista de reforma se espera que la Cámara de representantes incluya el tema en su agenda y apruebe una versión que pueda conciliar con la del Senado.

La propuesta senatorial incluye la exigencia de que quienes se beneficien paguen los impuestos atrasados y varias multas, pero la oposición exige que incluya más seguridad fronteriza y condiciona la legalización a este punto.

Siendo el 2014 un año electoral, es poco probable que las cámaras logren conciliar un proyecto de ley viable, que permita que los más de 11 millones de inmigrantes indocumentados salgan de las sombras y satisfaga los intereses políticos de ambos partidos.

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