MIAMI - El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se dirigió este viernes a su electorado evangélico en un templo hispano de Miami tras el llamado de destitución realizado por un influyente sector de esta Iglesia.
El encuentro se da también en medio de polémicas como la invitación que hizo el pastor Guillermo Maldonado a indocumentados a acudir en apoyo del republicano y no temer deportaciones durante el mitin político.
Trump, quien ha permanecido en Florida durante la temporada festiva, hizo el viernes un llamado a los feligreses y pastores reunidos en el Ministerio Internacional del Rey Jesús, liderado por Maldonado, a reelegirlo y repetir así la "monumental victoria" de 2016.
En un discurso centrado en temas cruciales para la comunidad religiosa como el aborto, la "cruzada (de los demócratas) contra el cristianismo" y el apoyo de su Gobierno a Israel, Trump se refirió a Maldonado como un "gran tipo".
El evento sirvió de plataforma para el lanzamiento de la coalición Evangélicos por Trump, que busca la permanencia del republicano en la Casa Blanca, en una nación donde un cuarto de sus ciudadanos se identifican con este credo.
El magnate inmobiliario, que llegó en 2016 a la Presidencia con el apoyo del 81% del electorado "evangélico protestante" frente al 16% de su contendiente demócrata Hillary Clinton, invitó a los asistente a "reventar en 2020 esos números".
Al considerarse un campeón de los evangélicos en la Casa Blanca, el republicano los invitó a "trabajar duro" como lo hicieron hace cuatro años.
Sin embargo, ese amplio apoyo en las urnas ha sido cuestionado recientemente por la revista Christianity Today, la influyente publicación de esta Iglesia, que en un editorial de mediados de diciembre pasado señaló que Trump debería ser destituido de su cargo.
La respuesta del republicano fue programar la semana siguiente el evento celebrado el viernes en esta megaiglesia de Kendall, en el condado de Miami-Dade, con capacidad para 7,000 feligreses y la cual se ha desmarcado del mitin político al señalar que solo alquiló el local por "una compensación justa".
Al mencionar que se trata de "la congregación más grande de hispanos en Estados Unidos", Trump bromeó con asistir en algún momento al servicio dominical del pastor hondureño.
El evento en Florida, un estado con un 24% de evangélicos protestantes y un porcentaje similar de inmigrantes, fue precedido de críticas por las palabras del centroamericano que durante un sermón invitó a sus fieles a apoyar a Trump e incluso hizo un llamado a indocumentados a no temer deportaciones en el templo.
El presidente resaltó además el ataque de Estados Unidos de este jueves que acabó con la vida de Qasem Soleimani, comandante de la Fuerza Quds de los Guardianes de la Revolución de Irán.
El "baño de sangre" se acabó, manifestó Trump.
Por su parte, previo al discurso de Trump, el pastor Maldonado aseguró a los asistentes que su presencia era a "título personal", al señalar que el Ministerio Internacional del Rey Jesús era una organización apolítica.
Esta Iglesia manifestó que Maldonado "ha sido seleccionado para formar parte de la Coalición Evangélica por Trump", un grupo de pastores que rezan y asesoran al presidente sobre asuntos espirituales importantes desde una perspectiva cristiana.
El hondureño, frecuente visitante de la Casa Blanca, rezó durante el evento por Trump y pidió a Dios "guiarlo y darle fuerza para continuar liderando hasta que Dios ordene".
Entretanto, más de una docena de líderes religiosos cristianos en Florida firmaron este jueves una carta abierta a Trump haciéndole "responsable de la división en este país con sus peligrosas políticas".
El ministro Kevin Chambliss se mostró especialmente preocupado por la dura política migratoria de Trump, que ha separado niños de sus padres e impulsado por deportaciones masivas, y lamentó su "desdén desenfrenado por la ley" y las minorías de esta nación.
Los líderes religiosos, que hablaron durante un evento organizado por el Partido Demócrata de Florida, criticaron que Trump busque "ganancia política" con el uso de la religión y lamentaron las políticas migratorias y sanitarias de Trump que, señalaron, afectan negativamente a los menos favorecidos.
El evento "es la respuesta desesperada de Trump al darse cuenta de que está perdiendo su bloque de votación principal: los votantes de fe", manifestó por su parte Doug Pagitt, director del grupo civil Vote Common Good.