Un momento en memoria de los cinco oficiales caídos en cumplimiento de su deber la tarde del 7 de julio de 2016 en Dallas, será develado afuera de la sede policial.
Lorne Ahrens, Michael Krol, Michael Smith y Patrick Zamarripa del Departamento de Policía de Dallas, y Brent Thompson del servicio DART, murieron abatidos por Micah Xavier Johnson, un veterano del ejército de Estados Unidos que iba en una multitudinaria protesta contra la brutalidad policial.
Esa noche, unos 800 manifestantes estaban resguardados por unos 100 agentes, protegiendo su derecho al antagonismo cuando sobrevino el caos, el miedo, la zozobra y la tragedia con la muerte de los policías.
Johnson, armado con un rifle semi-automático AR-15, masacró a los policías, una emboscada que los oficiales nunca pudieron repeler, hasta que el tirador se escondió en el Centro College, y ahí fue rodeado y abatido con una bomba utilizando un robot.
Fue el ataque más mortífero en Estados Unidos contra guardianes del orden desde el incidente del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York.
Hace unos días, un sospechoso abrió fuego contra el edificio federal de la corte en Dallas. Nadie murió, a excepción del tirador, que una vez más se escuchó un arma de alto calibre en el centro de esta ciudad.
