Estadio habanero se prepara para recibir a Obama

A pocas semanas de celebrarse el amistoso de béisbol entre los Rays de Tampa y el equipo nacional de Cuba, al que asistirá el presidente Barack Obama, las autoridades de la isla caribeña han acelerado las mejoras que recibe el habanero estadio Latinoamericano, sede del partido.

El emblemático "Latino" revive por estos días con el ir y venir de cientos de trabajadores que tratan de restaurar la antigua gloria de una instalación que pronto cumplirá 70 años, 50 de ellos como hogar de uno de los conjuntos insignia del béisbol cubano: los Industriales de La Habana.

"Trabajamos en varias obras, entre ellas la sustitución de la cubierta de las gradas en el jardín izquierdo, la remodelación de la grada presidencial, la reparación del túnel interior y la restauración de varios accesos", precisó el delegado del Ministerio de la Construcción (MICONS) en La Habana, Orlando Vigil.

Al Latinoamericano también se le han mejorado las luces, las condiciones en los vestuarios y actualmente "se pinta el interior y el exterior del estadio, trabajos en los que se incluyen las aceras y la pavimentación de las vías perimetrales", agregó Vigil.

A pesar de que los "esfuerzos principales se han hecho para responder la petición del INDER" (el estatal Instituto Nacional de Deportes), el directivo insiste en que las obras forman parte de una inversión "que no es nueva", y que seguirá al menos hasta 2018, cuando se completará la sustitución de las cubiertas de las gradas.

"Hemos tenido que acelerar las obras a pedido del Inder y esperamos terminar para el 15 de marzo", señaló Vigil, al tiempo que indicó que trabajan "fuerte" para cumplir el plazo marcado, tras el que restarán solo siete días para el histórico juego entre el equipo norteamericano y el cubano.

Ubicado en la pintoresca barriada de El Cerro, el mítico "Latino" ya una vez fue escenario en 1999 del primero de los dos juegos amistosos entre la selección cubana y los Orioles de Baltimore, con victoria de los estadounidenses.

Sin embargo, Barack Obama sí se convertirá en el primer presidente estadounidense que se acomodará en las gradas del Latinoamericano, cuando asista al encuentro deportivo como parte del programa de su histórica visita a Cuba, el 21 y 22 de marzo próximos.

Para mostrar la mejor cara de este emblema del barrio en el juego del día 22, también se acondiciona el césped del terreno y se mejoran las luminarias fuera del estadio, trabajos que no pasan desapercibidos para los vecinos y fanáticos del béisbol que esperan presenciar el tope amistoso en un estadio renovado.

Sorprendido con los cambios hechos a la fachada y los alrededores, Tomás, de 80 años, confesó a Efe que conoció el estadio casi desde su inauguración y reconoció que en los último años "esto casi se estaba destruyendo".

"Hacía años que no pasaba por aquí y cuando venía ahora con mi señora me dije: 'mira que cosa más linda'", comentó este anciano, que junto a su esposa Dolores aseguró que aunque vivan lejos del "Latino" harán "un esfuerzo para llegar" el día del juego.

Para Isidro Carbonell, uno de los pintores que embellece las fachadas de los edificios circundantes, reparar el estadio "es una cosa muy importante", porque "si hay un tope amistoso" con los norteamericanos "sería muy bueno mostrar un estadio bonito".

"¿Qué si no vengo? Mira como tengo que pintar ese edificio todavía. ¿Cómo no voy a venir?", bromea para asegurar que presenciará el encuentro deportivo, mientras señala un elevado edificio familiar adornado con el color azul y una gigante I gótica, símbolos del capitalino "Industriales".

Por su parte, el joven Osmay se hace eco de la expectativa que ya produce el amistoso entre los aficionados, que según este habanero "esperan a que vengan (los Rays) para ver a los dos equipos y ver cómo se pone el 'Latino'", en alusión al ambiente festivo que se vive en cada juego, donde usualmente reina la "conga" y el bullicio.

Esa opinión la comparte Alain, un "industrialista de pura cepa" que afirma que "el evento va a ser provechoso para el equipo cubano, que está falta de fogueo", a la par de ser una oportunidad para el acercamiento entre dos países que han pasado más de 50 años enemistados, a pesar de compartir un amor semejante por el béisbol.  

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