NUEVA YORK - El aceite de oliva español "destronó" al de origen italiano por vez primera en Estados Unidos, tercer mercado consumidor del mundo (340,000 toneladas anuales), gracias a un enorme crecimiento exportador del 25 por ciento en el último año, según fuentes del Instituto Español de Comercio Exterior (ICEX).
En los estantes de los supermercados estadounidenses todavía es apabullante la cantidad de marcas con nombre italiano, y los aceites con un origen claramente español son casi testimoniales, como les sucede a los de Turquía, Túnez o Marruecos.
Esto se explica porque el aceite de oliva que España vende a granel a EEUU -y que hasta 2021 era más que el embotellado- termina en botellas de marcas estadounidenses, a veces marcas blancas de conocidos supermercados y otras en marcas que tienen una sonoridad italianizante o griega, por ser las dos comunidades con mayor peso demográfico y con las que tradicionalmente se ha asociado el aceite de oliva.
EL FIN DEL "ARANCEL TRUMP" HA SIDO DETERMINANTE
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En 2019, la Administración de Donald Trump, en medio de la guerra comercial Airbus/Boeing, impuso un arancel del 25% al aceite de oliva, además de los quesos y las aceitunas, a lo que la Unión Europea (UE) respondió imponiendo otros similares a productos estadounidenses en 2020; finalmente, en 2021, la Organización Mundial de Comercio resolvió a favor de la UE y ambas partes suprimieron esas medidas arancelarias.
Como resultado, el aceite de oliva español despegó en 2022 hasta situarse en una cifra de ventas de 170,383 toneladas, por delante de los aceites de Italia (124,256 toneladas) y a gran diferencia de Túnez, Turquía y Grecia.
La cuota actual española en las importaciones estadounidenses del "oro verde" es de 41% en volumen y 38% en valor, y en este impulso participan aceites de casi todas las regiones de España y de todas las variedades clásicas del suelo español (picual, arbequina, hojiblanca, etc).
Jeffrey Shaw, de la oficina del Instituto de Comercio Exterior de España (ICEX) en Nueva York, explica que el proceso de posicionamiento de España viene de muy atrás y se ha dado gracias a que los productores españoles han entendido que tan importante es entrar en las marcas blancas (1/3 del total en EEUU) como con marcas propias.
Además, empresas españolas como Borges, De Olio y Acesur han establecido alianzas con marcas estadounidenses para exportar sus aceites a través de ellos, de forma que llegan al consumidor con otras marcas.
En el mercado estadounidense, es muy habitual ver botellas de aceite virgen extra hechas con una mezcla de orígenes diversos, que suelen aparecer en letra muy pequeña en la etiqueta trasera: así, una marca que "suena italiana" como Bertolli especifica que en la botella han entrado cantidades no precisas de aceites de nueve países distintos, sin que se sepan los porcentajes.
Es más, Shaw supone que hay marcas californianas que se las ingenian para comprar aceite español y no declarar que lo es, haciéndolo pasar por aceite de California.
Con un consumo per cápita aún pequeño (2 litros por habitante y año, frente a los 12 litros en España), Shaw cree que hay mucho potencial en Estados Unidos, máxime en el mundo actual donde tanto se valora los productos naturales y poco procesados.
LOS ITALIANOS "ABRIERON EL CAMINO"
Eusebio García de la Cruz vende aceite con la marca familiar producido en Madridejos, Toledo, en Estados Unidos desde hace siete años, cuando se estableció aquí con su familia al entender que sólo conociendo al cliente en su propio medio puede uno abrirse paso en un mercado que califica de "difícil".
Desde el principio supo que no quería penetrar en el sector de gama baja por ser el que menos le iba a permitir crecer, y optó por el de gama alta ($20 por medio litro): firmó un acuerdo con una de las mayores cadenas de supermercados "gourmet" y colocó su aceite en tres formatos.
De la Cruz, que ha organizado expediciones de expertos estadounidenses a su planta en España, cree que este país debe aprender de Italia porque "vende su marca y lo ha hecho muy bien", gracias entre otras cosas a su enorme comunidad en EEUU, al igual que (en menor medida) los griegos.
Y aunque España se ufane de destronar a los italianos, De la Cruz quiere dar a Dios lo que es de Dios: sin el camino que abrieron los italianos -reflexiona- el aceite de oliva no sería lo que hoy es en EEUU.