Tras una ardua batalla y diversas audiencias y apelaciones, una madre de Maine logró que se le permitiera tener en su hogar una bandada de pollos que sirven de apoyo emocional para su hijo de 25 años, quien ha enfrentado desafíos físicos y cognitivos durante toda su vida.
En una entrevista publicada en The Washington Post, Amy Martin narró cómo logró que el estado le permitiera tener a los pollos en su casa, ya que, en Bangor, Maine, donde viven, no se permiten gallinas de traspatio.
Después de notar que su hijo C-Jay enfrentaba problemas de depresión y ansiedad, Martin comenzó a estudiar sobre animales de apoyo emocional y descubrió que los pollos, que se convirtieron en animales de apoyo emocional populares durante la pandemia, pueden ser excelentes mascotas de terapia, ya que pueden ser calmantes y se vinculan fácilmente con los humanos, dijo en la entrevista concedida a The Washington Post.
Martin tuvo una consulta con el médico de su hijo, quien estuvo de acuerdo en que las gallinas serían una buena opción, y obtuvo una prescripción para un animal de apoyo emocional, sin saber que no sería suficiente para batallar contra la ordenanza de la ciudad que prohíbe a los residentes criar aves.
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Tras ponerse en contacto con funcionarios de la ciudad en el Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano para solicitar una exención y que se le permitiera tener gallinas en su patio, no recibió respuestas claras y la instruyeron a que presentara una solicitud a la Junta de Apelaciones de Bangor.
“No estaba buscando presentar una apelación… No compramos gallinas para poder vender huevos. Esto es para adaptarse a una discapacidad, por lo que el proceso debería ser diferente”, dijo Martin a The Washington Post.
La madre no se detuvo y siguió buscando información, por lo que leyó en el sitio web del Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano de EEUU, pensó que podría conseguir las gallinas y luego presentar una apelación para conservarlas. Martin habló con sus vecinos para saber si estarían de acuerdo y tras recibir el apoyo, consiguió seis gallinas, que encontró a través de un grupo de Facebook llamado “Maine Backyard Chickens”.
Martin dijo al Post que inmediatamente vio mejorar el estado de ánimo de su hijo, en particular cuando se acurrucaba con ellos y les daba semillas para comer.
Tras presentar una apelación, en una audiencia el pasado 5 de octubre la junta de apelaciones de cinco miembros votó por unanimidad para permitir que los Martin conservaran sus gallinas de apoyo emocional.
C-Jay dijo que está encantado de poder quedarse con sus gallinas, que son todas hembras, ya que los pollos machos, que se consideran gallos después de un año pueden ser ruidosos.