TEXAS - Los sueños para un sastre en Dallas comenzaron hace 32 años desde un puesto que aún mantiene en un bazar sobre Harry Hines.
A sus 92 años, el señor Nicolás Ávila nos cuenta que tras retirarse decidió abrir su propio negocio en el cual diseña y vende trajes de vaquero, charro, y formales.
“Mi señora es la que me enseñó, mi esposa, como ella sabe cocer. Ella todo el tiempo se había dedicado a la costura…Todavía me enseña”, dijo Ávila tras preguntarle sobre cómo comenzó su pasión por esta profesión.
Pero a su edad dice que nada lo detiene y no se da por vencido a pesar de los retos que siempre ha tenido en su vida, como el idioma inglés, con el cual ha tenido que mejorar a través de los años.
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Él agrega que también guarda las mejores memorias de su negocio que comenzaron con pasarelas de moda que realizaba entre cientos de personas a quienes les mostraba desde trajes formales hasta aquellos de vaquero que diseñaba para grupos musicales, muy populares, no solo a nivel local pero también internacional.
“Inclusive le hice una temporada al grupo Bronco, le trabajé….como unos 8 años”, dijo el señor Ávila.
Pero el diseño de cada uno de los trajes que ha diseñado a lo largo de su vida no ha sido tarea fácil para el señor Nico, quien recalca que nunca se ha dado por vencido, y nos habló más sobre lo que considera es la clave del éxito.
“Perseverar, seguir adelante haya problemas o no haya, pero hay que seguir adelante…Es lo más importante”, explicó.
¿CÓMO COMIENZA LA VIDA DEL SEÑOR NICO?
Nació en San Francisco, California en 1930, pero vivió cerca de 40 años en Ciudad Juárez, México. Después se mudó a Dallas donde ha sido testigo incluso de los cambios en la ciudad.
“Cuando llegué yo a esta ciudad no había edificios grandes y ahora ya en el centro ya no se alcanza a ver nada por los edificios”, dijo Ávila.
Edificios y memorias que también se extienden a sus inicios en el lugar donde comenzó y donde aún vende sus creaciones en Harry Hines Bazaar.
“Este pasillo, hubo temporadas que yo estaba solo aquí porque para atrás eran puros salones de baile…Yo solo estaba aquí a veces”, recuerda el señor Nico sobre la manera en la que lucía el pasillo donde comenzó sus sueños como comerciante.
Pero más allá de los cambios de los que ha sido testigo y de la perseverancia por la que lo conocen, el señor Nico nos comparte entre sonrisa una cualidad que lo ha distinguido para seguir adelante y con fortaleza.
“Ah, la poca vergüenza le vuelvo a repetir. Yo para mí todo es fácil, cualquier reto yo lo hago”, agregó.
Nico, como muchos dice lo llaman, también nos compartió que una de las bases para seguir adelante ha sido su familia a quienes invita a su casa cada ocho días y con quienes comparte deliciosas comidas llenas de felicidad.