La profesión de asustar a la gente en “casas embrujadas”

Hay casi 40 casas embrujadas en el norte de Texas y la competencia para atraer a los clientes es muy reñida y depende de dos cosas, de la producción en luces, sonido, diseño y efectos especiales, y de la actuación de los ''asustadores'' profesionales.

La fiesta de Halloween no sólo es fiesta de disfraces y recolectar dulces, es ir a estos lugares a divertirse con la familia y amigos, vivir experiencias terroríficas en un lugar seguro.

“Me encanta mi trabajo, me gusta asustar a la gente y por eso me pagan, por hacer -Booo-” dice Roberto Alcalá, quien trabaja como actor en Dark Hour Haunted House en Plano.

Pero detrás de un buen grito y de un buen susto, hay muchas horas de entrenamientos y ensayos, y pasar extenuantes horas de maquillaje para poder caracterizar a las criaturas más espeluznantes.

Pedro Baez y su esposa llevan varios años trabajando en el casi arte de asustar a la gente. Un trabajo que paga por sustos y que en algunos casos, son todo el año porque este tipo de atracciones se mantienen abiertas, aunque la mayoría cierra una vez que pasa Halloween.

''Es un reto, porque quieres dar lo mejor de ti, aunque sea asustando y sabes que lo lograste cuando la gente grita y se carcajea a la vez, y se disfruta, es como los aplausos para los artistas'', destacó Baez, quien agrega que unas 20 mil personas visitan este lugar cada año.

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