Frontera colapsada: llegan más migrantes y se genera un tránsito infernal

La ola de migrantes obliga a que agentes fronterizos desempeñen funciones humanitarias.

Para hacer frente al aumento en la llegada de familias migrantes centroamericanas, el gobierno del presidente Donald Trump ha reasignado a inspectores de los puertos fronterizos con México en tal número que los camioneros esperan formados durante horas, y en ocasiones días, para pasar cargamentos hacia Estados Unidos.

Los transportistas han dormido en sus vehículos para apartar su sitio en la fila de Ciudad Juárez, limítrofe con El Paso, Texas. La ciudad llevó retretes portátiles, y una compañía de aceite para motores contrató modelos vestidas con prendas ceñidas para que les repartieran burritos y botellas de agua a los conductores inactivos.

“Ya ni mi familia me reconoce”, dijo Jaime Monroy, un camionero que vive en Ciudad Juárez, luego de pasar la noche en su cabina con un camión lleno de muebles de madera. “Me voy a las tres de la mañana y regreso a las 10 de la noche”.

Las esperas son un recordatorio de que a pesar de que Trump ha dado marcha atrás a su amenaza de cerrar la frontera, el gobierno ha creado obstáculos significativos para los transportistas, viajeros y compradores con la reasignación de agentes aduaneros.

Los dirigentes empresariales han empezado a perder la paciencia debido a que tienen problemas para llevar productos a los supermercados, fábricas y sitios de construcción en Estados Unidos.

“Este es un problema de todo el sistema”, dijo Paola Avila, presidenta de la Alianza para el Comercio Fronterizo.

A lo largo de la frontera de más de 2,000 millas, el tiempo de espera para cruzar ha aumentado.

“No tiene ningún sentido redireccionar el comercio hacia otro sitio. No hay una solución. Todos están resintiendo esto”.

El congestionamiento se produce debido al creciente número de familias de Centroamérica que han llegado a la frontera en los últimos meses, abrumando al gobierno federal estadounidense.

La Patrulla Fronteriza dijo el martes que durante marzo se impuso un nuevo récord mensual de detenciones de familias. Más de 53,000 miembros de familias fueron puestos bajo custodia, un promedio de más de 1,700 diarios. Con esa cifra se rompe la marca previa impuesta en febrero, cuando se detuvieron a más de 36,000 padres e hijos.

Trump respondió con un reacomodo en los altos mandos del Departamento de Seguridad Nacional, que culminó con la renuncia de la secretaria Kirstjen Nielsen.

Las familias migrantes han obligado a que muchos agentes de los cruces fronterizos desempeñen funciones humanitarias y han copado las instalaciones construidas en una época en que la Patrulla Fronteriza detenía principalmente a hombres solteros adultos.

Hasta el momento, el gobierno ha reasignado a 541 inspectores fronterizos a otras labores, como procesar migrantes, transportarlos y cuidar a aquellos que necesitan atención médica. De momento no se sabe cuándo regresarán a sus labores habituales de inspección de cargamentos y procesamiento de personas.

Los agentes de la Patrulla Fronteriza, que vigilan las zonas entre cruces, también están desempeñando labores para las cuales no fueron entrenados, como revisiones médicas de niños y familias que están en los campamentos de detención.

En El Paso, las autoridades han cerrado un puente al tránsito de camiones de carga, dirigiéndolos a otros dos cruces cercanos. En el único cruce para transporte de carga de San Diego, están cerrados dos de los 10 carriles.

En Nogales, Arizona, el gobierno cierra los domingos una instalación crucial para el comercio transfronterizo. Alrededor de 12,000 camiones comerciales cruzan la frontera de Nogales a diario, a menudo transportando sandía, berenjena, moras y uva.

Los tiempos de espera se han duplicado en el puerto de entrada de Santa Teresa, Nuevo México.

“Lo que estamos viendo son varias compañías que hacen que sus choferes duerman a bordo de sus camiones para mantener su lugar en la fila al día siguiente”, dijo Jerry Pacheco, presidente de la Asociación Industrial Fronteriza y director ejecutivo de International Business Accelerator.

En los últimos años, el puesto fronterizo rural se ha convertido en un núcleo de almacenes y parques industriales que canalizan materia prima y productos hacia ambos países.

“Aquí estamos creando compañías y creando empleos y todo es grandioso. Añadimos otro parque industrial con posibilidades laborales y luego pasa esto”, dijo Pacheco sobre la expansión más reciente.

El comisionado de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP por sus iniciales en inglés) Kevin McAleenan, quien fue nombrado el domingo como secretario interino del Departamento de Seguridad Nacional, advirtió de demoras en el tráfico cuando anunció el mes pasado en El Paso el reacomodo de inspectores fronterizos.

Las autoridades dejaron abierta la posibilidad de retirar hasta 2,000 inspectores de los puertos de ingreso.

Una aplicación para teléfonos celulares de la CBP dejaba entrever que los cuellos de botella habían disminuido el martes.

Los tiempos de espera para camioneros se calculaban en tres horas para San Diego, dos horas y media en El Paso y dos horas en Laredo. Sin embargo, los transportistas señalan que los tiempos de espera se han prolongado de manera considerable desde que las autoridades anunciaron las reasignaciones.

“Todo empezó hace como dos semanas con Trump”, dijo el camionero Arturo Menéndez, de 44 años, y quien se formó originalmente a las 4 a.m. del viernes a bordo de un camión lleno de cajas de cartón usadas para productos estadounidenses como podadoras de césped Toro.

A las 6 p.m. se le pidió que se retirara debido al cierre sin precedentes de todos los carriles en el Puente de las Américas.

Volvió a intentarlo el lunes, esperando detrás de una fila de cientos de camiones que tenían que pasar tres puntos de inspección en el Puente de las Américas.

Avila, quien también es la vicepresidenta de asuntos internacionales para la Cámara Regional de Comercio de San Diego, dijo que las demoras podrían alentar a más compañías a mudar sus operaciones a Asia, perjudicando la situación laboral en Estados Unidos y México.

“Ahora estamos desalentando la producción extranjera”, señaló. “Estamos perjudicando al fabricante estadounidense o al fabricante mexicano que emplea a trabajadores estadounidenses”.

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