KABUL, Afganistán - El gobierno Talibán pidió este miércoles al Congreso estadounidense en una carta abierta que pongan fin a las sanciones y retomen el flujo de ayudas y activos a los bancos afganos para hacer frente a la crisis que vive el país.
"Solicito al gobierno de los Estados Unidos que tome medidas responsables para abordar la crisis humanitaria y económica que se está desarrollando en Afganistán", afirmó en la carta el ministro de Asuntos Exteriores afgano, Amir Khan Muttaqi.
Así, y con el objetivo también de "que se abran las puertas para las relaciones futuras", pidió que "se descongelen los activos del Banco Central de Afganistán y se levanten las sanciones a nuestros bancos", claves para retomar la actividad económica.
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En la carta, Muttaqi subrayó las contradicciones del gobierno estadounidense, que por una lado firmó en febrero de 2020 en Doha un acuerdo con los talibanes que marcaba la retirada de las tropas de EEUU de Afganistán tras dos décadas de guerra, pero que por otro lado impuso sanciones al país coincidiendo con la llegada de los islamistas al poder tras la toma de Kabul el pasado 15 de agosto.
"Es bastante sorprendente que con el anuncio del nuevo gobierno, la administración de los Estados Unidos impuso sanciones a los activos de nuestro Banco Central. Esto va en contra de nuestras expectativas y del acuerdo de Doha", remarcó el ministro.
En estos momentos, prosiguió, "el desafío fundamental" del pueblo afgano es su "seguridad financiera", y en la base de este problema se encuentra la decisión de EEUU de congelar los activos, algo que entorpece además el futuro de las relaciones bilaterales.
Los talibanes también quisieron atacar a las conciencias de los miembros del Congreso, al señalar que estas sanciones no solo hacen "estragos" al comercio y los negocios, sino que también afectan duramente a la asistencia humanitaria en un país golpeado por décadas de guerra, la pandemia, la sequía y una pobreza endémica.
Muttaqi se apoyó en estudios de la ONU y otras organizaciones humanitarias, que "concluyen que si estas condiciones persisten, los afganos se enfrentarán a una situación nefasta este invierno".
"El sufrimiento de un niño por desnutrición, la muerte de una madre por falta de servicios de salud (...) no tienen ninguna justificación política o lógica, y es perjudicial para el prestigio del gobierno y del pueblo de los Estados Unidos, al tratarse de una cuestión puramente humanitaria", concluyó.