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Es por eso que hoy te compartimos la historia de Hilcia Bonilla Vázques, una inmigrante salvadoreña, quien con mucha determinación comenzó su negocio en el norte de Texas y ahora lleva más de 20 años sirviendo a la comunidad con sus delicias en la cocina.
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Vázques, originaria de San Francisco Gotera, departamento de Morazán, El Salvador, nos explica que sus hermanos mayores inmigraron a Estados Unidos en el año 1970 y ella se quedó con sus padres y hermana.
Ella también nos explica que sus padres tuvieron 11 hijos de los cuáles ella es la número nueve.
“Es hermoso. Yo creo que el que uno haya tenido una vida muy diferente es algo muy bonito. Yo creo que uno aprende a vivir de diferentes maneras”, dijo Bonilla tras preguntarle sobre cómo se siente de venir de una familia con varios hermanos que siempre se han apoyado entre sí mismos.
Tras aprender inglés y estudiar en la universidad, Bonilla dice que fue en 1993 cuando decidió mudarse desde Nueva York a Dallas, Texas en busca de un estilo de vida diferente.
“Dallas era una ciudad que ofrecía muchísimo. Era muchísimo más económico, la renta era mucho más barata que vivir en Nueva York”, agregó.
Desde entonces comenzó un sueño impulsado por uno de sus hermanos que la apoyó económicamente para abrir un restaurante y otro que la apoyó por seis meses en la cocina.
Un apoyo y esfuerzo propio que sin duda la llevó a un camino que ahora la distingue por servir platillos muy únicos en la comunidad latina.
“Cuando nosotros empezamos el restaurante, empezamos en la esquina de este edificio. Teníamos 10 mesas, la cocina era muy chiquita y el restaurante quizás solo sentaba unas 30-40 personas”, recuerda Bonilla sobre sus inicios con El Salvador Restaurant ubicado sobre W Irving Boulevard en Irving, Texas.
Es así como la clientela, nos explica, comenzó a crecer y su negocio también comenzó a ser reconocido por platillos como la mariscada salvadoreña, las pupusas, otros platillos típicos salvadoreños, comida mexicana y peruana, e incluso con pan dulce que preparan en este mismo lugar.
Pero no todo ha sido fácil en la vida de la señora Bonilla ya que también se ha enfrentado a retos que ha tenido que sobrepasar.
“Yo creo que fue el momento que comenzó COVID [el más difícil] porque en ese momento estabamos como confundidos todos, qué iba a suceder, mas pasando el duelo de mi hermano”, dijo Bonilla.
Aunque su hermano falleció, ella explica que diariamente le agradece en sus oraciones ya que fue él quien viajó desde Nueva York y la apoyó con la cocina para abrir el restaurante. Mario falleció durante la pandemia tras contagiarse de COVID-19.
“Todavía uno lo lleva en el corazón y piensa de que es mentira que eso no sucedió…yo siempre todos los días le doy gracias a Dios y a él porque con él he podido crecer y hacer lo que tengo”, explica Bonilla.
Es precisamente esa motivación que dice ella llevar en su mente y corazón cada día para también motivar a sus empleados y servir a sus clientes.
“Uno tiene que tener mucha perseverancia en lo que hace y nunca dudar en lo que tú haces. Creo que si te equivocas aunque mires atrás, tú siempre siempre sigues de frente, adelante”, concluyó.
